22 August, 2018 / By Luis Acevedo, SDPnoticias.com
Con su plan de austeridad republicana, Andrés Manuel López Obrador ha puesto sobre la mesa un tema crucial para el desempeño de un régimen sobre bases democráticas: la relación del gobierno con los medios de comunicación.
Su decisión de reducir a la mitad el gasto público destinado a la propaganda gubernamental es, desde cualquier punto de vista, inobjetable.
Especialmente porque durante la gestión del presidente Peña Nieto desembolsó en 5 años más de 40 mil millones de pesos y es posible que el saldo al cierre de su mandato sea del orden de los 60 mil millones de pesos, sin que ese gasto se haya traducido en un reconocimiento público a su gestión.
Debido a ese derroche, actualmente en el país hay descrédito a la función pública y se duda de la información disponible, especialmente de la transmitida a través de los medios tradicionales de comunicación y se percibe más confianza en las redes sociales, aunque la realidad muestre lo contrario debido a que la sociedad es más selectiva.
López Obrador ha propuesto terminar con el derroche.
Anunció que la comunicación de las diferentes secretarías de gobierno federal y entidades descentralizadas se concentrará en la coordinación de comunicación de la Presidencia, “para evitar la duplicidad de gastos”. Otras áreas correrán el mismo destino.
Esto anticipa que, contrario a lo que planteara en su momento el general Lázaro Cárdenas, ya no habrá oficinas de prensa o se reducirán al mínimo y se puede imaginar que, lo que resulte, tendrá un mismo sentido, rumbo y contenido. Un estilo de gobernar y de informar las cuestiones de gobierno.
La democracia exige que la política y la gestión de gobierno debe ser mediática para ser socialmente viable. Las acciones públicas no pueden sustanciarse sin comunicación abierta, inmediata y desde perspectivas plurales.
El periodismo, como parte esencial de la democracia, ha desarrollado diversos cambios e innovaciones que van de la institucionalización de nuevas fuentes de información, que requieren a su vez de mediadores expertos; se han incorporado periodistas especializados que, a partir de la precisión, desarrollan diagnósticos, auditorías y perspectivas; pero también hay gestores de la comunicación digital que se mueven en las redes sociales.
Aunque no parezca, esto se vive en México desde antes de la llegada del siglo XXI y parece que no se han dado cuenta.
El control de la información ya no es tan simple. Ni es tan monolítica que permita el control de los medios ni el pluralismo, por sí mismo, es garantía de independencia de los medios de comunicación frente al gobierno o grupos de poder. El carácter económico de los medios depende de flujos financieros para subsistir, pero ese factor puede deformar su responsabilidad informativa, como lo hemos visto.
Así, los mediadores han aceptado por convicción personal o por orden de sus empresas a transmitir los mensajes que se les otorgan desde las oficinas de prensa, bajo una relación económica selectiva que ha premiado más a quien mejor ha publicado los deseos que se les canalizan.
De tal manera hemos visto la proliferación de medios o el enriquecimiento de algunas empresas periodísticas y publicitarias con el empobrecimiento de sus trabajadores o la pérdida de la calidad informativa.
La propuesta del nuevo gobierno abre la oportunidad de que, a partir de la centralización y filtración de los mensajes de gobierno, los medios de comunicación asuman su responsabilidad y se generalicen trabajos de investigación y escrutinio de la acción pública no solo a través de los medios tradicionales sino con la velocidad y viralización de las redes sociales.
Este es un tema, del que hay que tratar desde varios puntos de vista, porque lo que está en medio es la democracia.
@lusacevedop
Source: https://www.sdpnoticias.com/nacional/2018/08/22/en-contexto-la-nueva-relacion-con-los-medios-1